sábado, 30 de junio de 2012

Emprendimientos rurales, un negocio que mejora la calidad de vida


      Los dos vagones

Para complementar actividades agropecuarias, rescatar pueblos del olvido o para cumplir el sueño de irse a vivir al campo, los emprendimientos rurales ganan terreno. En el país hay unos 1.600 establecimientos agropecuarios que ofrecen actividades turísticas, gastronómicas y deportivas, que suman a pueblos rurales.

Hace 10 años, mientras trabajaba en la gerencia de un laboratorio farmacéutico, Miriam Gattari adquirió un campo de 27 hectáreas en Bartolomé Bavio, municipio de Magdalena. Y, lo que se presentó como una oportunidad de negocio, se transformó en una elección de vida ya que al poco tiempo, dejó la ciudad y se trasladó a vivir allí.

El predio tenía originalmente más de 100 hectáreas que pertenecían a Juan Manuel de Rosas. Con el paso del tiempo, fue cambiando de manos y sufrió sucesivas divisiones, hasta quedar 27 hectáreas destinadas a un tambo. Cuando Gattari lo adquirió, recicló el galpón y dos vagones que le dan nombre a la estancia, como salón de usos múltiples y dormitorios para turistas. Los Dos Vagones, a 100 km de la ciudad de Buenos Aires y 50 de La Plata, también ofrece comodidades para pasar el día y realizar eventos empresarios. 

"Adquirí el campo por u$s 27.000, pero llevo invertidos diez veces más", asegura Gattari. "Lo importante es que ahora vivo como me gusta, rodeada de animales de granja, mascotas y lejos del estrés", afirma la ex ejecutiva. 

Proyecto Ecohostel Rewe

A Angel Dovico, ingeniero en Alimentos, le pasó algo similar. Hace cuatro años, visitó por primera vez la zona de Lago Moquehue, en Neuquén, y "fue amor a primera vista", describe. "Surgió la posibilidad de comprar un terreno y con mi familia no lo pensamos dos veces; nos trasladamos allí", cuenta. 

Comenzaron por construir una cabaña a orillas del río Quillahue, y la alquilaron a turistas. Al ver la gran demanda y fascinación que provocaba el lugar en los visitantes, decidieron encarar un proyecto más ambicioso: la construcción de un ecohostel. Para esto, Dovico se inscribió en el posgrado de turismo rural de la Facultad de Agronomía de la UBA. Allí conoció a su socio, el ingeniero agrónomo Daniel Farris, y juntos decidieron lanzar un fideicomiso abierto para llevar adelante el desarrollo inmobiliario. 

El ecohostel Rewe contará con un total de 30 plazas y se ofrecerán actividades al aire libre como trekking, cabalgatas, mountain bike, avistaje de aves, escalada, pesca con mosca y paseos en gomón por el lago, entre otras. La inversión inicial en el fideicomiso es de u$s 288.500, con una tasa de corte del 15% y un recupero de la inversión a tres años. La ventaja de este sistema es que no tributa el 35% del impuesto a las ganancias.

Sector pujante
Actualmente existen en el país cerca de 1.600 emprendimientos de turismo rural, de acuerdo a datos de la Cátedra de Turismo Rural de la Facultad de Agronomía de la UBA. "La Argentina es pionera en esta actividad en América latina, con el primer registro de un establecimiento agropecuario destinado al turismo que data de 1973", cuenta Mariano Villani, coordinador de la cátedra. 

En el año 2000, la entonces Secretaría de Agricultura de la Nación creó el Programa Argentino de Turismo Rural y, desde 2008, junto al INTA (Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria) y el Ministerio de Turismo, se puso en marcha el Proyecto Nacional Turismo Rural (Pronatur), el ente especializado que apoya a los emprendedores del sector. 

El país cuenta, además, con una amplia red de asociaciones, como la Red Argentina de Turismo Rural (Ratur), que agrupa a más de 100 productores, y el programa Cambio Rural impulsado por el INTA y el Ministerio de Agricultura, que reúne a 106 productores. La cantidad de establecimientos que ofrecen actividades gastronómicas y de turismo fue creciendo de 461 registrados en 2000, hasta los más de 1.000 actuales. 

Se trata de un negocio atractivo para los productores agropecuarios ya que "se puede complementar con las actividades productivas y no requiere grandes inversiones adicionales, dado que se sustenta en la utilización de recursos ociosos disponibles en el establecimiento", destaca Villani. 
Uno de los beneficios indirectos del desarrollo del turismo rural es la generación de oportunidades laborales para grupos vulnerables. 

Actualmente, la mayoría de los emprendimientos son dirigidos por mujeres y con colaboración directa de jóvenes que, de otro modo, deberían emigrar a los centros urbanos.  La venta directa de productos agropecuarios a los turistas también es una oportunidad de negocio para los emprendedores rurales, ya que evitan intermediaciones y perciben una ganancia directa.

Emprender con la naturaleza
Hace más de 20 años, Gustavo González, amante del ciclismo y las salidas al aire libre, decidió convertir su hobby en modo de vida. "Empezamos un grupo de amigos que nos juntábamos a hacer trekking y bike treck, con las primeras bicis todo terreno que llegaron al país", cuenta. "Se empezó a sumar gente y decidimos cobrar por el tour, para así financiarnos los viajes. 

Con el tiempo, el grupo se dividió entre los que queríamos profesionalizarnos para vivir de esto y los que sólo buscaban viajar gratis", confiesa. Así nació a principios de los '90, Bike Trekk, una de las primeras agencias especializada en turismo de aventura. "Invertimos unos u$s 600 de entonces, en habilitaciones, folletería y el alquiler de una oficina en la zona de Tribunales", recuerda el emprendedor.

Un importante impulso a este incipiente negocio llegó de la mano del programa de cable Biciclub, con cuya producción se asociaron para filmar los recorridos. Así, cada domingo iban sumando más fanáticos del pedal a las salidas. Finalmente, el programa dejó de emitirse, pero González ya contaba con una masa crítica de clientes. 

La mayoría de los recorridos son cortos (hasta 100 km) y se hacen en el día, pasando por caminos rurales, pueblos y estancias. También se hacen salidas "especiales", de varios días, como un recorrido por los Esteros del Iberá, la ruta de la Yerba Mate en Corrientes y Misiones, o el Parque Nacional Talampaya en La Rioja. Las salidas cortas tienen un costo de entre $ 100 y $ 150, dependiendo de si el participante lleva la bici en su propio vehículo hasta el punto de partida. 

El propio González se encarga de trazar los recorridos y oficiar de guía en cada salida, junto a su esposa que se ocupa de la administración del emprendimiento. "Tratamos de profesionalizar nuestro servicio, pero en un punto queremos mantenerlo como un emprendimiento familiar, en el que nosotros mismos salimos con la gente a pedalear, porque eso es lo que nos gusta", dice el emprendedor. 

En 2008, González realizó el curso de posgrado en Turismo Rural en la facultad de Agronomía de la UBA, "donde encontré varias herramientas para mejorar el servicio y, también, me contacté con otros emprendedores, con los que hacemos algunas alianzas. Por ejemplo, incluimos sus estancias en nuestro recorrido y ellos nos brindan servicios de gastronomía y refrigerios"

En su búsqueda de capacitación, González realizó el año pasado un taller sobre publicidad en redes sociales. "Me había metido en Facebook porque la gente me decía que tenía que estar ahí, pero no sabía qué poner ni cómo manejarme. El curso me enseñó a usar este espacio como canal de comunicación con los clientes y sus amigos. 

El boca a boca, ya sea virtual o real, es fundamental en este negocio. Porque un cliente satisfecho te trae a dos más, y un cliente enojado te espanta a por lo menos diez", sentencia. 

Para este año, González tiene previsto renovar su parque de bicicletas para alquilar y el minibus con trailer para el traslado, todo con fondos propios.

María Gabriela Ensinck
Diario El Cronista (Argentina)
Fotos: Web

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